Los ansiolíticos son medicamentos conocidos por su acción depresora en el sistema nervioso central. Su función es disminuir los síntomas de la ansiedad o ayudar en los casos en los que un profesional de la salud haya diagnosticado una depresión. Sus efectos secundarios pueden ir desde la somnolencia hasta la adicción. Por eso, siempre se expiden con receta médica y deben tomarse de una forma muy controlada.
Pero, durante los últimos años se ha visto un consumo alto de ansiolíticos en España. De hecho, según datos del Ministerio de Sanidad el 5,5% de la población española toma este tipo de medicamentos y las ventas en las farmacias se han disparado y alcanzan las cuotas más altas debido a la situación que hemos vivido en los últimos meses.
La ansiedad y la depresión crecen debido al coronavirus
La ansiedad y la depresión ya eran motivo de preocupación antes del coronavirus. Sin embargo, esta crisis ha hecho que muchas personas hayan experimentado estos trastornos tras perder su trabajo, estar todavía separados de sus familiares o vivir con la incertidumbre de si el virus se va a ir en algún momento. Los ansiolíticos se convierten en una forma de poder afrontar el malestar.
Los problemas económicos tampoco ayudan a reducir la ansiedad y la depresión. Todo esto hace que la necesidad de adquirir ansiolíticos sea todavía mayor. Sin embargo, esto preocupa a quienes trabajan en farmacias y parafarmacias, ya que son conscientes de la dependencia que pueden generar este tipo de medicamentos.
Los ansiolíticos son una ayuda, no una solución
Está claro que la venta de ansiolíticos en España ha alcanzado sus cuotas más altas debido al coronavirus, sin embargo, las personas que los toman a diario no los deben ver como la solución a sus problemas de ansiedad o depresión. Estos medicamentos son una ayuda para poder gestionar las emociones y para que la terapia psicológica que se esté haciendo pueda brindar resultados ya no solo mejores, sino más rápido.
El problema es que, a veces, estos medicamentos no se acompañan de terapia, lo que es esencial en casos de ansiedad y depresión. Esto puede hacer que la dependencia sea mayor, al apoyarse por completo en el consumo de estos ansiolíticos para afrontar los problemas de sueño, ataques de pánico o la sensación de desesperanza que son propios de los trastornos que acabamos de mencionar.
Más de 2 millones de españoles toman ansiolíticos
Esta es una afirmación espeluznante y es que más de 2 millones de españoles toman ansiolíticos a diario. Por esta razón, conviene saber que estos medicamentos no solo generan dependencia, sino que su consumo a largo plazo puede provocar somnolencia, mareos, confusión, debilidad muscular e incluso trastornos en el habla. Esto puede ser perjudicial para la vida diaria y genera mayor malestar.
¿Qué se debe hacer? Los ansiolíticos controlados y acompañados de terapia psicológica pueden funcionar bien en un periodo corto de tiempo. Durante su consumo deben, también, realizarse técnicas de relajación que contribuyan al bienestar de las personas que los están tomando. Además, jamás debe subirse la dosis (esto debe hacerlo el médico) ni intentar dejar la medicación de repente.
Es comprensible que tras la crisis del coronavirus la venta de ansiolíticos haya aumentado, sin embargo, esta tendencia ascendente ya se ha visto durante años. No sabemos cómo continuará evolucionando la venta de este producto. Si quieres formarte como técnico de farmacia y parafarmacia lo sabrás todo sobre este tipo de medicamentos, sus efectos secundarios y la mejor forma de tomarlos.
Ahora más que nunca se necesita a personas formadas que lo sepan todo no solo sobre los ansiolíticos sino sobre todo tipo de fármacos. Todos ellos son una ayuda para las personas, pero no conviene depender de ellos.
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