Aunque las investigaciones van aportando cada día más datos, y a veces más preocupantes, lo que sí se sabe es que buena parte de los enfermos por coronavirus que han desarrollado la enfermedad con una sintomatología severa sufren algún tipo de secuelas. Estas deben ser tratadas con cuidados y atención específicos para evitar que la recuperación se demore más de lo necesario o que incluso esas secuelas se cronifiquen.
Pacientes que han tenido que permanecer ingresados o en las unidades de cuidados intensivos durante un largo periodo son los que manifiestan también secuelas más graves en la fase post-covid: problemas musculares severos derivados en buena medida de los largos periodos de inmovilidad, disneas provocadas por la ventilación mecánica o afectaciones neurológicas que pueden alterar los sistemas motor y sensitivo son solo algunas de ellas.
Por eso, las personas que han superado el coronavirus requieren de una atención continuada y rigurosa. Esta pasa por sesiones de rehabilitación destinadas a acortar el tiempo de recuperación, a evitar siempre que sea posible que esas secuelas se conviertan en crónicas y, cuando esto último no sea posible, a enseñar a convivir con ellas cuando se estima que el paciente no se recuperará al 100%, al menos en un periodo corto de tiempo.
Cuidados más allá del hospital
El periodo post-covid que se inicia inmediatamente después de recibir el alta es especialmente complicado. El seguimiento médico será estricto y se continuará con las sesiones de rehabilitación necesarias, pero el impacto emocional de la enfermedad puede ser casi tan severo como las secuelas físicas.
El miedo, la ansiedad y el estrés por la situación vivida pueden complicar la recuperación de los enfermos. A ello se suma la pérdida de calidad de vida y el que se ha bautizado como “síndrome de fatiga postviral”. Todo, sin olvidar que muchos han perdido a seres queridos a causa del coronavirus. Por ello, la atención a estos pacientes va más allá de la fisioterapia, incluye también apoyo psicológico.
Hay que tener en cuenta que los enfermos con secuelas más graves han tenido que aprender de nuevo a andar, a hablar, a deglutir y en casos extremos incluso a respirar. Después de las sesiones en el hospital, lo habitual es que tengan que seguir realizando rehabilitación durante semanas. Pero su estado anímico es débil. Ahí es donde entran en juego la atención psicológica y el apoyo de su entorno más cercano.
El objetivo, una vez que los enfermos han recibido el alta hospitalaria, es que vayan regresando poco a poco a la normalidad, dentro de unos límites. La familia se convierte en esa situación en un sostén imprescindible en ese periodo post-covid. Es una ayuda inestimable para la realización de esos ejercicios que el paciente deberá realizar en casa, pero también para mejorar su estado de ánimo y mejorar su confianza en sí mismos.
Por supuesto, además de ese trabajo de rehabilitación, aquellos enfermos que han sufrido secuelas graves deben estar sometidos a un estricto control médico. Esto significa que nunca se debe pasar por alto ninguna señal de alarma, por pequeña que sea. De hecho, las investigaciones no cesan y continuamente se descubren efectos del virus desconocidos hasta el momento. Por eso, cualquier señal anómala en el organismo se debe consultar de inmediato con el médico.
El día a día de los enfermos que han superado el coronavirus y sufren secuelas severas es complicado. Sin embargo, con rehabilitación, atención médica y apoyo familiar ese periodo de recuperación post-covid no solo será más breve, también menos traumático.
En esos cuidados, tanto en centros hospitalarios como en geriátricos, centros de grandes discapacitados o incluso hogares, la figura del auxiliar de enfermería es esencial. Si es tu deseo desarrollarte profesionalmente en ese ámbito, en Colegio Ruzafa puedes prepararte para ello, Consúltanos.
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