Es sabido por todos el gran trabajo que realizan los profesionales de la medicina en todas las facetas en las que prestan servicio, desde unidades pediátricas, hasta medicina familiar, pasando por las especialidades y las urgencias. Sin embargo, es mucho lo que el común de la población puede aportar a la hora de ayudar a los demás y de salvar vidas.
Cada vez resulta más habitual que en determinados campos laborales se enseñen prácticas de primeros auxilios, una enseñanza que puede ayudar a otras personas mientras llegan los servicios de emergencias. Una profesión donde cada vez tiene mayor difusión es la docencia, donde ya los Grados Superiores de Educación Infantil por ejemplo, tienen entre sus materias los primeros auxilios.
Saber actuar ante accidentes, cortes, picaduras o hasta hacer la reanimación cardiopulmonar, son algunos de los aspectos que se recogen en este aprendizaje. En este sentido, la formación es vital para poder desempeñar nuestro trabajo con toda garantía de seguridad. Trabajar con personas vulnerables nos obliga a estar cada vez más capacitados para poder actuar en caso de necesidad.
La importancia de saber primeros auxilios
Los primeros auxilios son el conjunto de actuaciones y técnicas que permiten una atención con carácter inmediato a una persona accidentada mientras que llegan los servicios profesionales. Con esta acción conseguiremos mientras tanto que la persona no empeore de su problema.
Entre las funciones que se realizan como parte de estos primeros auxilios se encuentran:
- Actuar con rapidez manteniendo la calma.
- Asegurar la situación evitando nuevos peligros.
- Examinar al accidentado para saber que le está ocurriendo.
- No mover a la persona accidentada.
- Empezar por lo más urgente.
- Mantener la temperatura de la persona.
- Colocarlo en postura lateral de seguridad en el caso de estar inconsciente.
- Avisar a los servicios médicos.
- No darle agua, comida ni medicación.
- No abandonar a la persona accidentada.
La reanimación cardiopulmonar (RCP)
Dentro de las atenciones de primeros auxilios que podemos efectuar se encuentra la reanimación cardiopulmonar (RCP), una técnica que puede hacernos salvar la vida de una persona cuando su corazón o respiración se ha detenido. En el momento en el que se produce una parada cardiorrespiratoria, el bombeo de sangre se interrumpe de forma brusca por lo que pasado un breve periodo de tiempo, sobre los 4 o 6 minutos, esto puede llegar a ocasionar la muerte.
Las maniobras de reanimación cardiopulmonar combinan la respiración boca a boca y las compresiones en el tórax para conseguir sustituir el latido del corazón que se ha parado y la ventilación de los pulmones. Con esta técnica se consigue mantener la sangre oxigenada y en circulación.
¿Cómo actuar ante una parada cardiorrespiratoria?
Cuando nos encontramos ante esta situación de emergencia los pasos a seguir comenzarán por comprobar que el entorno es seguro y la valoración de la persona afectada. Una vez hemos alertado al servicio de emergencia 112 habrá que comenzar la maniobra de reanimación cardiopulmonar.
- Abre las vías respiratorias con una maniobra frente-mentón. Con una mano sobre el mentón y otra sobre la frente de la persona, mueve su cabeza hacia atrás suavemente. Con esto conseguirás que su boca y cuello queden abiertos.
- Valora la respiración con la maniobra VOS: ver, oír, sentir. Acercando el oído a su boca podrás saber si respira. De la misma manera fíjate si su pecho sube y baja. Si la víctima respira colócalo en posición lateral de seguridad para evitar que la lengua o vomito obstruyan las vías respiratorias, si no respira colócalo bocarriba y sitúate a un lado de rodillas.
- Comienza la maniobra de reanimación cardiopulmonar. En el caso de disponer de un desfibrilador externo automático (DEA) úsalo siguiendo sus indicaciones si no lo tienes comienza con la reanimación. Situado junto a la víctima de rodillas, con los brazos totalmente extendido sin doblar los codos entrelaza tus manos y ponlas sobre la mitad inferior del esternón de la persona accidentada. La zona se sitúa entre los pezones aproximadamente. Oprime el pecho bajando el tórax cinco centímetros en cada compresión, hasta un total de 30. Tras estas haz dos insuflaciones de aire en la boca consecutivas, para lo que deberás poner tu mano en la frente de la persona y a la vez cerrarle la nariz, mientras que con la otra mano abres la boca. En el caso de ser un menor de 8 años, las compresiones se realizaran solo con dos o tres dedos, nunca con la palma de la mano.
- No te detengas hasta que la víctima no inicie a respirar. Las secuencias de comprensión e insuflación deben ser de 30:2, unas 100 comprensiones por minuto.
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