Las circunstancias excepcionales provocadas por la COVID-19 han hecho que la formación online o semipresencial cobren enorme importancia. Así, la teleformación se ha convertido en herramienta imprescindible para el aprendizaje y la mejora de las capacidades o como apoyo para la enseñanza tradicional. Pero sus características especiales obligan a mostrar una actitud diferente y a disponer de ciertas herramientas.
El aprendizaje a distancia, aunque solo se recurra a él en parte del programa lectivo, requiere de una buena predisposición, de un equipo adecuado y de la puesta en marcha de algunas técnicas de estudio particulares. Estos son consejos básicos para no perderse en el intento y conseguir sacar todo el partido a la teleformación.
Actitud
Seguir una clase mediante teleformación o un curso online requiere estar mentalizado para ello. Las distracciones son diferentes a las que pueda haber en un espacio físico, pero es mucho más fácil caer en ellas: tomar un pequeño piscolabis a deshora, una llamada de teléfono o un paseo para estirar las piernas a mitad de la clase pueden hacer perder el hilo, la concentración y, lo que es peor, el interés.
Por eso, la teleformación exige que los alumnos sean plenamente conscientes de la importancia de que hay que seguir las clases con la misma disciplina que si se fuera a un centro. Esto no es un problema cuando la única diferencia es que las lecciones se dan en un horario establecido y conectados online. Pero sí lo es cuando no se está ‘atado’ a esas circunstancias.
Espacio adecuado
Al hablar de teletrabajo y teleformación es fácil caer en el cliché de que se puede mantener la rutina casi sin levantarse de la cama ni quitarse el pijama. Otro error que puede pasar factura. También hay que preparase para el aprendizaje online. Ropa cómoda y un lugar apropiado para ello son indispensables.
Conviene disponer de una habitación o de una mesa y silla adecuadas en un lugar en el que se favorezca la concentración y se esté libre de distracciones. Mobiliario cómodo y buena luz siempre ayudan.
Buena conexión y equipos
El ordenador y la conexión a Internet son la base de la teleformación, conviene no olvidarlo. Si la intención es seguir unos estudios más o menos prolongados o mantener durante un tiempo el aprendizaje de materias nuevas, lo mejor es hacer una pequeña inversión en este aspecto. Menos ruidos e interferencias y mayor rapidez también favorecen la concentración.
Organización
El aprendizaje siempre requiere de una buena organización y de una correcta planificación de tareas. Pero es mucho más importante en la teleformación para evitar pérdidas de tiempo injustificadas. Hay que dedicar un horario fijo al estudio, mucho más si las clases online son flexibles y no tienen horario prefijado o si el temario se puede estudiar de manera independiente.
Lo mejor es hacer un pequeño planning con el tiempo diario dedicado a la teleformación, marcando horas de comienzo y final y pausas para descansar. Y, por supuesto, es imprescindible seguirlo de manera rigurosa.
Participación
Hoy en día, las nuevas tecnologías permiten un tipo de teleformación mucho más participativa que hace solo unos años. Participar en tutorías, en debates, en aulas virtuales y cualquier otra iniciativa que ayude a complementar los estudios forma parte también del proceso de aprendizaje y una magnífica oportunidad de ampliar conocimientos e intercambiar puntos de vista.
El aprendizaje presencial, por supuesto, siempre contará con las ventajas de la cercanía y la facilidad de interactuar y socializar. Sin embargo, la teleformación puede ser un buen apoyo y también una salida en caso de circunstancias tan excepcionales como las que ha planteado la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus. Lo importante es aprender y crecer como persona, un camino que nunca se debería abandonar.
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